Reflexiones

Recuerda que en tus mayores guerras Dios está contigo dando batalla.

Solo confía!!!

A veces la vida y sus circunstancias, nos obligan a cruzar ríos de lágrimas, pero Dios te dice hoy,

-Tranquil@ hij@, confía en mí y en mi palabra y mañana alcanzarás mares de felicidad, no olvides que soy tu Padre, que todo tiene una razón de ser y te amo!!!

    

    

¿Por qué te confundes y te agitas ante las situaciones de la vida?
Déjame al cuidado de tus cosas y todo te irá mejor. Cuando te abandones en mí, todo se resolverá con tranquilidad, según mis designios. No te desesperes, no me dirijas una oración agitada como si quisieras exigirme el cumplimiento de tus deseos. Cierra los ojos del alma y dime con calma; “Señor, yo confío en ti”. Evita preocupaciones, angustias y pensamientos, sobre lo que  puede suceder después. No estropees mis planes queriéndome imponer tus ideas. Déjame ser Dios y actuar con libertad sobre ti. Confiadamente, abandónate en mí, reposa en mis manos tu futuro. Dime frecuentemente, “Señor, yo confío en ti”. Lo que más daño te hace, es tu modo de razonamiento, tus propias ideas y el querer resolver todo a tu manera. Cuando me dices “Señor, yo confío en ti”, no lo hagas como el paciente que pide a un médico que lo cure, pero le sugiere el modo de hacerlo. Déjate llevar en mis brazos divinos y acogedores, no tengas miedo porque yo te amo y soy tu Padre. Si crees que las cosas empeoran o se complican a pesar de tu oración, sigue confiando en mí, cierra los ojos del alma y confía. Continúa diciéndome a toda hora, “Señor, yo confío en ti”. Necesito las manos libres para poder obrar en ti. No me ates a tus preocupaciones inútiles. Las fuerzas del mal quieren sólo eso; agitarte, angustiarte, robarte la paz. Confía sólo en mí, yo hago los milagros en la proporción de tu entrega y la confianza que tengas en mí. Así que no te preocupes, deja en mí todas tus angustias, tus aflicciones, deja en mí todas tus cargas y cuando llegue la noche duerme tranquil@. Recuerda, dime siempre, “Señor, yo confío en ti” y verás grandes milagros en tu vida. Te lo prometo por el gran amor que te profeso y guardo para ti.

Te ama siempre,

Dios